El reciente informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidad es alarmante y desolador, porque evidencia un avance mucho más preocupante del cambio climático global de lo que imaginábamos. Se trata de una urgencia mundial, pero especialmente para nuestras ciudades que producen la mayor cantidad de gases efecto invernadero y que nos obliga avanzar hacia la carbono neutralidad, y también en la adaptación y resiliencia urbana.
Esta realidad la confirma los datos que pusimos a disposición de la ciudadanía esta semana a través del Sistema de Indicadores y Estándares de Desarrollo Urbano (SIEDU), elaborados en conjunto con el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Estos muestran que hoy más de 312.000 personas viven en zonas urbanas expuestas a inundación por tsunami y aún más grave, uno de cada cinco equipamientos públicos de carácter estratégico, se encuentran ubicados en zonas de riesgo, lo que compromete seriamente su función de prestar auxilio en caso de una emergencia.
Por otro lado, uno de los efectos más evidente del cambio climático está siendo el aumento de la temperatura del planeta, y en consecuencia el aumento de los incendios forestales, entre otros efectos. Los indicadores del SIEDU muestran que más de 1.500.000 personas viven en zonas urbanas amenazadas por la alta recurrencia de incendios forestales. En estas comunas el 13,6% de sus equipamientos estratégicos, como colegios, centros de salud, entre otros, se encuentran en zonas de riesgo por esta amenaza.
Los datos proporcionados por el SIEDU confirman la realidad y la gravedad del informe del IPCC global, y nos advierten que ya no tenemos más tiempo para tomar decisiones de cambio para las ciudades. Como Consejo Nacional de Desarrollo Urbano hemos insistido desde el año 2019 en la urgencia de modificar la normativa urbana para la adaptación y resiliencia de las ciudades, partiendo por actualizar el artículo 2.1.17 de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones, cuyo cambio permitiría una mejor integración de los riesgos en la planificación de las ciudades.
Esperamos que las más de 1.800.000 personas expuestas a estas amenazas, se transformen en el rostro humano de un problema grave, silencioso e impostergable para avanzar en una planificación urbana con mayor adaptación y resiliencia frente al cambio climático.