Opinión

¿Que rumbo tomarán las Ciudades Chilenas post pandemia?

¿Que rumbo tomarán las Ciudades Chilenas post pandemia?

Opinión de Sonia Tschorne. Consejera CNDU y Ex Ministra de Vivienda y Urbanismo.

04/20/2020

Se ha instalado el slogan que la humanidad post Covid-19 no será la misma. Dado que la sociedad durante el  siglo XX mostró una clara vocación por la urbanización, que se ha profundizado durante el siglo XXI, queda instalada la pregunta, ¿Que tipo de Ciudad debe surgir de ésta catástrofe?. El simple hecho adaptativo de que en mitad de la crisis grandes centros de eventos como Espaco Riesco hayan sido adaptados como hospital y que muchos malls que copan los nodos de suelo urbano de mejor accesibilidad hayan debido cerrarse al público, es un ejemplo concreto de los efectos de la pandemia sobre la ciudad. 

La nueva ciudad ciertamente deberá sacar lecciones de gestión urbana a partir de esta crisis sanitaria, pero serán recetas que tendrán que implementarse desatando  los nudos o contradicciones evidentes entre el  modelo económico imperante del laissez faire con las necesidades de mayor democracia, equidad social y gobernanza.

Aparentemente, el COVID 19 ha tendido a más profundos daños en vidas y contagios en  grandes ciudades conectadas al sistema del capitalismo global. El foco de la pandemia partió en la China Urbana globalizada, siguió por  Milán, Londres, Madrid, París, y se instala hoy en Nueva York. La entrada del virus en Chile a través de Santiago fue rápida y muy concentrada en su cono de hipermodernidad y riqueza del sector oriente, para después diseminarse fundamentalmente al centro y sur. 

Una primera lectura de la pandemia en este aspecto, lleva a recordar antiguas recetas como la contra urbanización y la desconcentración del crecimiento metropolitano. Alemania y Nueva Zelanda parecen ser los países modelo en control de la pandemia, y ambos comparten una pauta de concentración urbana mucho menos concentrada que Chile, donde mas del 60% de sus habitantes y del PIB se ubica en su capital. Sus sistemas de gobierno nacional, regional y local son sólidos y tienen mucho mejor mix de crecimiento económico con equidad de Servicios Sociales, incomparables con Chile.  

La idea del reemplazo de la Sociedad de la Economía local y del Estado de bienestar por el mercado mundial ha quedado desacreditada. En Latinoamérica, ha sido el sector Público  quien ha debido tomar el timón del manejo de la pandemia sobre la marcha y coordinar las medidas mas urgentes.  En ese aspecto, Chile ha mostrado buenos resultados en controlar la velocidad de expansión del virus y lo ha hecho porque cuenta con recursos humanos bien formados y organizados, por décadas de salud y Universidad pública.  Si Chile no hubiera controlado la rapidez de propagación de los contagios, nuestros desequilibrados indicadores de equipamiento, camas UCI y respiradores por cada mil habitantes -muy por debajo del promedio OCDE- se estaría pasando una cuenta bastante mas dramática que la presenciada.  

En este sentido, la ciudad post pandemia deberá ser en primer lugar una ciudad más resiliente, con infraestructura de salud más flexible, con cuerpos médicos,  hospitales y clínicas estratégicamente distribuidos,  con equipos y tecnologías apropiadas en cantidad y calidad para enfrentar posibles perfiles epidemiológicos. Para garantizar el derecho a la salud en todos los barrios de la ciudad, los municipios y consultorios no pueden seguir enfrentados al desfinanciamiento crónico y a la desigualdad de presupuesto por habitante que hoy existe.  La cabida de servicios sociales de salud,  la existencia de centros comunitarios adaptables y redes de sub centros públicos y privados en todas las comunas con estándares equitativos, son cuestiones básicas que no pueden depender del Mercado.

La crisis sanitaria ha dejado en mayor evidencia que el actual mix de Vivienda y Espacio Público de las ciudades chilenas es disfuncional y que las disparidades de equipamientos, servicios y conectividad entre comunas, han sido un punto débil a la hora de enfrentar la pandemia.

En materia habitacional hasta fines de los noventa, se construyeron muchas viviendas sociales con escasa dotación de superficie, tanto dentro como fuera de la vivienda. Es por ello que la experiencia de sobrevivir la cotidianeidad -que mezcló epidemia con desempleo y hacinamiento urbano y habitacional- deberá ser material de importante revisión. Más aún si constatamos que a partir de los 2000 la vivienda social ha quedado fuera del Mercado de suelos,  apretándose el crecimiento de hogares y familias en las antiguas poblaciones 9 x 18.

El Mercado inmobiliario por su parte, se ha focalizado en la producción de Mega Proyectos en altura, con 1 a 2 dormitorios que albergan miles de habitantes que comparten gastos de arriendo a cambio de localización. En Chile, de hecho, el mayor número de contagiados se ha dado entre personas en edades activas y  no entre adultos mayores, lo que podría estar influido por este nuevo stock de arriendo compartido.

Hoy presenciamos una relevante cantidad de hogares que bajo circunstancias pandémicas tienen un alto riesgo de caer en ingreso cero, frente a lo cual el Ejecutivo, Municipios y poder Legislativo deben hacer ingentes esfuerzos para articular programas de emergencia, que en los países OCDE operaron desde inicios de la crisis.

Desde fines de los 90,  Chile ha probado estrategias contra cíclicas exitosas a través de la inversión en obras públicas y vivienda. En estos meses de crisis laboral el sector construcción debe ser llamado a generar empleo,  considerando extremas condiciones de seguridad laboral de los trabajadores, sobretodo cuando los plazos de regreso a la normalidad son inciertos.

En términos de ciudad, debiéramos perseverar en la ciudad compacta, mixta  y conectada como mejor opción, pero con viviendas dignas, con estándares humanos y con mejor dotación de servicios de salud, educación y sub centros. La localización de servicios públicos que demanda una mega urbe no puede estar entregada al negocio privado de corto plazo. La pregunta ¿Que hacemos en este paño? ¿Mall o Hospital? no puede seguir resolviéndose  con prescindencia del interés o beneficio público de largo plazo. La trascendencia de las potestades del sector público en materia de planificación y coordinación de las ciudades han mostrado que urge un cambio de reglas o mejor dicho que existan reglas. Muchas de las reformas urgentes están enunciadas en la PNDU y en la Agenda Social Urbana elaborada post crisis social, las cuales no pueden dilatarse en el tiempo.