Opinión

El Santiago del mañana

El Santiago del mañana

Opinión de Felipe Alessandri Vergara, alcalde de Santiago

02/12/2019

Publicado originalmente en El Mercurio, el 12 de febrero de 2019.

Por Felipe Alessandri Vergara, alcalde de Santiago.

Pensar que el Santiago del mañana, más allá de cualquier período alcaldicio o administración comunal, es uno de los grandes desafíos que enfrenta una autoridad elegida popularmente. Tomar decisiones cuyos resultados se verán en 20 o 30 años más es un riesgo que las nuevas generaciones debemos tomar. Tener claro que para que el Santiago del futuro sea un ejercicio concluyente, se debe tener en cuenta su pasado y su evolución en estos 478 años de vida.

Por eso, hoy 12 de febrero -cuando conmemoramos su fundación- debemos también plantearnos cuál es nuestra visión para su futuro.

El Santiago del mañana tiene mucho del que conocemos hoy. Su esencia, su rica historia y su condición capital no cambiarán. Pero si quiere mantenerse actual y continuar siendo el motor del país, debe adaptarse a los cambios que estamos viviendo no solo como sociedad, sino también continuar la tendencia de las grandes capitales del mundo.

En primer lugar, el Santiago del futuro debe ser una comuna amable con el peatón, pensada y centrada en él. Ya no será suficiente sacar el automóvil de todo el casco histórico, sino también se deberán generar las condiciones para que el acceso a los barrios sea expedito. Crear nuevos circuitos de ciclovías será tan importante como mantener en buen estado nuestras veredas y cruces, desafíos que hemos tomado con fuerza durante esta administración. Solo de esa forma podremos incentivar a que los 2,5 millones de personas que pisan el centro a diario se bajen de sus autos, prefiriendo el transporte público y la bicicleta.

El Santiago del mañana también será una comuna extremadamente joven, diversa y multicultural. Mientras la población chilena envejece, Santiago se transforma en la comuna con más millenials y con más inmigrantes del país, un fenómeno que sólo continuará creciendo.

El tercer concepto que debemos tomar en cuenta para la construcción del Santiago que dejaremos a nuestros hijos es el cuidado y amor por nuestro patrimonio. Nuestra comuna ha sido testigo de los más grandes hitos republicanos de nuestra historia, que hoy cobran vida en las fachadas de sus edificios, sus construcciones de época y sus plazas y parques, que son fruto de casi cinco siglos de desarrollo. Así, también debemos tomar en cuenta que las obras que pensemos, realicemos e inauguremos hoy serán el patrimonio que les dejemos a las próximas generaciones.

Un ejemplo de esto es el ambicioso plan que la municipalidad ha llevado adelante para comprar y revitalizar edificios en desuso como lo son el exedificio de Chilectra en Santo Domingo, el ex Convento de las Hermanitas de los Pobres en el barrio Matta y el exedificio de Autogasco en el barrio Yungay.

Por último, debemos pensar qué tipo de participación ciudadana y cómo queremos involucrar a nuestros vecinos en la toma de decisiones de cara al futuro. Por eso, la aplcación de consultas ciudadanas y presupuestos participativos vinculantes son herramientras que tomarán cada vez más importancia en la administración comunal. También debemos considerar la necesidad de invertir los recursos en el territorio en el que se generan y que, a veces, debe resistir externalidades negativas. Clara demostración de esto es lo ocurrido en las inmediaciones del Parque O’Higgins con la Fórmula E, cuyos recursos recaudados fueron invertidos en su totalidad en proyectos elegidos por los propios vecinos, como luminarias, seguridad y mantención de fachadas.

De esta forma, continuaremos empoderando a los barrios de Santiago. ¿O acaso alguien se habría imaginado hace algunos años tener una Bienal de Arquitectura en el barrio Franklin o un Festival Internacional de Jazz en pleno Matadero? Ese es el tipo de iniciativas que debemos cotinuar impulsando para darle vida a los barrios de Santiago y que los vecinos difruten de su propio entorno.

Quizás, hoy, 478 años después, debemos volver a esa visión que tuvo Pedro de Valdivia ese 12 de febrero de 1541, y que ha permitido la expansión y desarrollo de Santiago hasta transformarse en la gran comuna en la que vivimos hoy.

*Las opiniones vertidas en este espacio son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten, y no representan necesariamente el pensamiento del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano.