Antes de tener a mi hijo de once años, solo conocía al autismo a través de personajes de películas, caricaturas de la condición. Cuando un querido médico diagnosticó a mi hijo (de entonces dos años) como autista recordé todas esas caricaturas, pero no me calzaban con mi hijo ni con la relación que yo tenía con él. Ahora, entiendo que el autismo es un espectro, que cada persona es distinta y si bien tienen algunas características comunes, también pueden tener marcadas diferencias.
¿Qué tipo de características podrían ser diferentes? Por ejemplo, la sensibilidad al tacto. Mi hijo es de piel y yo sé que si él está pasando por un momento difícil y no puede regularse, un abrazo con cariño nunca fallará para calmarlo, llegando a derretir su enojo. Sus compañeros de curso más cercanos también lo han descubierto y han sido siempre generosos en ayudar a calmarlo. Pero esto puede no ser cierto para otra persona con trastorno del espectro autista, la cual podría no tolerar el contacto de piel.
En cambio, hay otro tipo de características que, en general, comparten como el ser personas sensibles, muy literales y estructurados. El tener una rutina los ayuda mucho a regularse, a sentirse contenidos y es de las primera cosas que uno implementa para bajarles los niveles de ansiedad.
Debido a la pandemia del COVID-19, la rutina de cada uno de nosotros se derrumbó y estamos todos más ansiosos ante este futuro incierto, dejando a las personas con autismo en una situación mucho más frágil por dos efectos que exacerban aún más su ansiedad. El primero, es el efecto del encierro que los desregula emocionalmente en términos de conducta (les provoca mucha más ansiedad) y, el segundo, es una desregulación sensorial por la falta de movimiento al estar más tiempo encerrados. Por esto, es importante que las personas con autismo puedan salir cuando lo requieran para moverse y poder cambiar la situación de encierro para bajar sus niveles de ansiedad. Chile, al igual que en varios países más, implementó un salvoconducto diario para personas con trastorno del espectro autista, para ayudarlos a regularse ante una crisis o para bajarles el nivel de ansiedad.
Como madre, usarlo es un arma de doble filo: cada vez debo decidir si es mejor dejarlo en casa (aunque aumente su ansiedad) o salir y exponerlo al COVID-19. Lamentablemente, la primera vez que usé el salvoconducto con mi hijo recibimos improperios. Por suerte, fueron muy abstractos como para que mi hijo los comprendiera.
No es la primera vez que la reacción del entorno no ayuda a mi hijo. Lo que más asusta es lo que tendrá que enfrentar mi hijo solo, cuando sea mayor. Hoy, en el día internacional de la concientización sobre el autismo, quisiera pedir que cada uno de nosotros practique mucho más la empatía hacia los demás. Si hay una forma de vencer esta pandemia, es trabajando unidos, sin prejuicios. Y ojalá esa empatía se quede en nuestra sociedad, para que llegado el momento mi hijo y todas las personas de cualquier condición puedan también aportar a la sociedad.
#DíaMundialAutismo